La JCCM destina cerca de 600.000 euros para las obras de rehabilitación del Convento de las Carmelitas Descalzas de la capital
El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, ha subrayado el “esfuerzo inversor sostenido” que el Gobierno regional viene realizando para restaurar y rehabilitar el patrimonio histórico de la Iglesia Católica, como es el caso de las obras ejecutadas en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Ciudad Real que hoy ha visitado.
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Tras recorrer las instalaciones acompañado de la madre priora de esta orden, Elena María, el presidente constató la satisfacción de los técnicos y de las veinte monjas que habitan en el convento por las obras que han supuesto una inversión de cerca de 600.000 euros por parte del Ejecutivo que dirige.
“Estamos contentos por la actuación. Espero que sirva para el mantenimiento del edificio y para mejorar el confort de las monjas que hacen aquí su labor”, agregó al respecto Barreda.
En este punto, el máximo dirigente regional incidió en la importancia de estas obras porque contribuyen a la mejora del patrimonio eclesiástico. “Es imposible comprender la Historia sin conocer este patrimonio que forma parte fundamental de nuestro pasado”, manifestó.
En concreto, en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Ciudad Real, declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, en el año 1991, se han eliminado las humedades de muros y solado de la planta baja que afectaban no sólo a la estética del edificio, sino también a sus funciones y a su estructura. Además, se ha construido un nuevo edificio de tres plantas anexo al convento que se utilizará como almacén.
Esta actuación, que se ha prolongado a lo largo de los años 2007 y 2008, se enmarca en el convenio que el Gobierno de Castilla-La Mancha tienen con la Iglesia Católica desde el primer Gobierno autonómico, cuando el ahora presidente Barreda era consejero de Educación y Cultura.
Historia
El edificio de las Carmelitas Descalzas data del siglo XVII. En 1619 se construyó la Iglesia y, posteriormente, el convento de influencia renacentista y barroca. Su construcción responde, por tanto, a los cánones de la época, a base de muros de mampostería de piedra en los arranques y tapial en el resto.
El convento cuenta con dos plantas que giran en torno al claustro central, disponiendo las distintas dependencias alrededor del mismo. En la planta baja se localizan los servicios propios del convento, y en la planta alta se sitúan las celdas, el coro alto y demás dependencias complementarias y de trabajo.
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Tras recorrer las instalaciones acompañado de la madre priora de esta orden, Elena María, el presidente constató la satisfacción de los técnicos y de las veinte monjas que habitan en el convento por las obras que han supuesto una inversión de cerca de 600.000 euros por parte del Ejecutivo que dirige.
“Estamos contentos por la actuación. Espero que sirva para el mantenimiento del edificio y para mejorar el confort de las monjas que hacen aquí su labor”, agregó al respecto Barreda.
En este punto, el máximo dirigente regional incidió en la importancia de estas obras porque contribuyen a la mejora del patrimonio eclesiástico. “Es imposible comprender la Historia sin conocer este patrimonio que forma parte fundamental de nuestro pasado”, manifestó.
En concreto, en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Ciudad Real, declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, en el año 1991, se han eliminado las humedades de muros y solado de la planta baja que afectaban no sólo a la estética del edificio, sino también a sus funciones y a su estructura. Además, se ha construido un nuevo edificio de tres plantas anexo al convento que se utilizará como almacén.
Esta actuación, que se ha prolongado a lo largo de los años 2007 y 2008, se enmarca en el convenio que el Gobierno de Castilla-La Mancha tienen con la Iglesia Católica desde el primer Gobierno autonómico, cuando el ahora presidente Barreda era consejero de Educación y Cultura.
Historia
El edificio de las Carmelitas Descalzas data del siglo XVII. En 1619 se construyó la Iglesia y, posteriormente, el convento de influencia renacentista y barroca. Su construcción responde, por tanto, a los cánones de la época, a base de muros de mampostería de piedra en los arranques y tapial en el resto.
El convento cuenta con dos plantas que giran en torno al claustro central, disponiendo las distintas dependencias alrededor del mismo. En la planta baja se localizan los servicios propios del convento, y en la planta alta se sitúan las celdas, el coro alto y demás dependencias complementarias y de trabajo.
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